Es hablar de crisis y ponerse a
temblar. Y ya no digo nada si la crisis es de pareja, quizá, la más devastadora
de todas.
Es más frecuente que estas crisis
se den en parejas que llevan mucho tiempo juntos porque hemos pasado de una primera fase de
enamoramiento, donde predomina la pasión, a una fase de intimidad, compromiso,
ternura, en la que se empieza a compartir intereses y actividades. Que se pase el apasionamiento inicial no quiere decir que la relación esté acabada, sino estaríamos cambiando de pareja cada dos años.
Como siempre veremos los posibles “porqués” de estas crisis y maneras de
afrontarlas.
Existen varios modelos que las
explican:
El Modelo de intercambio de
refuerzos daría a entender que el malestar en la relación surge por el bajo
intercambio de refuerzos positivos y por el alto en refuerzos negativos. Es
decir, cuando nos quejamos de que nuestra pareja ya no nos “quiere” como antes
y que nos da más disgustos que alegrías. Sentimos que nos aporta más cosas
malas, que buenas.
Otros autores afirman que no solo
hay un intercambio pobre de refuerzos, sino que además carecemos de estrategias
para resolver problemas y para producir cambios en el otro. No es que en
nuestra relación haya más problemas que en otras, sino que no sabemos
resolverlos adecuadamente.
Otro problema surge en la
Reciprocidad, que mantienen el equilibrio de la pareja. Es decir, no solamente
cuenta qué cosas buenas o malas nos proporciona nuestra pareja sino cuántas. No
podemos soportar que uno limpie la casa, cuide de los niños, vaya a trabajar,
haga la compra... mientras no recibimos nada del otro a cambio. A todo esto se
le añade el problema de que, por normal
general, respondemos más inmediatamente
a comportamientos negativos (ej. un insulto en medio de una discusión) que a comportamientos
positivos (como un regalo).
Las diferencias que vemos entre ambos hace
que nos hagamos continuamente preguntas a nosotros mismos, dudemos y lo pasemos
fatal. En toda relación parece un momento de duda que nos aterra porque le
percibimos como un final inminente, en vez de vivirlo como una parte más del
camino. Las dudas nos permiten ser más objetivos y racionales y manejar las
emociones, el problema surge cuando nos agobiamos.
¿Qué podemos hacer para salir de
esta agonía?
Un “tiempo de descanso mutuo” nos
permite aclarar nuestros sentimientos. Se debe explicar a la otra pareja con
calma que necesitamos unos días o semanas de reflexión, si no nos proporciona
esta libertad, quizá no estemos ante la pareja ideal…Durante ese tiempo de
descanso es importante distraernos, hacer cosas que nos gustan y no encerrarnos
en nuestra habitación para “rumiar” continuamente lo que vamos a hacer. De esta
manera mejora el estado de ánimo.
Para potenciar el intercambio
positivo existen varias estrategias:
-
“pille a su pareja haciendo algo agradable” y “hágaselo
saber”. La primera consiste en registrar momentos en los que hemos sentido que
el otro ha hecho algo especial para nosotros. La segunda consiste en comunicárselo.
-
-
“Caja de los deseos”. Consiste en que cada uno
escriba en trocitos de papel, de un color para cada pareja, deseos o
actividades que les gustaría hacer con el otro. Cuando se quiera hacer algo
bonito por la otra pareja solo tiene que coger una tarjeta del color del otro y
hacerlo realidad. (ojo con lo que pedimos, ¡qué no sean imposibles!).
-
“Lista de Observación”. Hacer una lista durante
un semana de lo que nos ha gustado del otro y dársela al terminar.
-
“Baraja de los pasatiempos”. Cada uno escribe en
una lista cinco actividades que le gustaría realizar y después comparar si han
coincidido en alguna y llevarla a cabo.
- Controlar los estados de Malhumor. En esto momento todo lo bueno que se había conseguido hasta ahora se puede ir por la borda. Es importante n desplazar el enfado con otras personas, en el trabajo, en la universidad...a nuestra parejani enfadarnos excesivamente con el otro por no haber cumplido su palabra. Para superar esto podemos: ingnorar el malhumor del otro, "desarmarle" con agrados ("ley del opuesto": si grita, habla bajito; si se enfada, dale un beso), cambiar el tema de conversación.
- Expresar afectos positivos que con el
paso del tiempo dan la sensación de que no son necesarios, pero sí.
Expresar también los sentimientos negativos sin guárdarselos y
centrarse en el ahora y no en hechos de hace cinco años.
PARA
TERMINAR…
Debemos dejar de culpar al otro y
de delegar toda la responsabilidad en él. No es obligatorio que el otro tenga
que cambiar para que esto funcione; ¡es cosa de dos!
En último lugar, pero fundamental, valora hasta que punto merece la pena intentarlo, a veces nos sumergimos en relaciones equivocadas y nos pasamos toda la vida engañados transformando una realidad que no es. Si fuiste alguna vez féliz en esa relación merecerá la pena intentarlo, pero sino....quizá te estés quivocando de persona. Sino hay cariño, respeto, y ya no disfrutáis juntos quizá es momento de admitir que ya no hay amor o que se ha agotado. Terminar una relación no significa que jamás volverás a ser féliz, sino todo lo contrario.
