APRENDER A SOLUCIONAR PROBLEMAS






Siento deciros esto pero no es que nuestros problemas no tengan solución, es que no sabemos buscarla. 

Bien, a partir de aquí tenemos dos opciones: una puede ser enfadarse y decir que no tengo razón y la segunda es admitirlo y reflexionar, porque a lo mejor no es que tu problema no tenga solución sino que todavía no la has encontrado. Tendemos a quedarnos en un bucle infinito en el qué solo intentas lo mismo una y otra vez a pesar de no ver resultados (cómo perder algo en casa y buscar en sitios dónde ya hemos mirado antes. Que digo yo, si no estaba ninguna de las tres veces que has mirado…… va a ser que no está ahí......).


D’Zurilla y Nezu son los creadores de una Terapia de Solución de problemas utilizada en Psicología y que os explico encantada con el objetivo de aprender a resolver futuros  problemas de manera rápida y eficaz, pero sobre todo de potenciar vuestras habilidades personales.
Podría parecer demasiado obvio pero suele ocurrir que, cuando tenemos problemas, no vamos sobrados de pensamientos racionales y respondemos impulsivamente poniendo las cosas peor. Para esta técnica necesitáis lápiz y papel y un problema que resolver.  

Esta técnica se divide en cinco pasos: 

1.       ORIENTACIÓN AL PROBLEMA: Debemos aceptar que la vida está llena de retos y de obstáculos que podemos superar con los recursos necesarios. No responder no sirve y responder, sin pensar en la mejor forma, tampoco. Hacemos una valoración del problema, de dónde proviene, cómo lo interpretamos (la realidad no es algo objetivo si no que cada uno la interpretamos a nuestra manera, si  interpreto un error como fracaso, será fracaso; pero si lo interpreto como un reto, será un reto).

2.       DEFINICIÓN Y FORMULACIÓN: si sabemos hacer una definición específica del problema ya lo tenemos medio resuelto.  ¿cómo es el problema? ¿de qué tipo? ¿cuál es mi meta? ¿cómo me afecta? ¿hasta qué punto puedo considerarlo realmente un problema para mí?

3.       GENERALIZACIÓN DE ALTERNATIVAS: necesitamos encontrar soluciones posibles para nuestro problema y para ello nos servimos de tres principios:

·         Principio de cantidad: cuántas más soluciones se nos ocurran,  más probabilidades de dar con la mejor.
·         Aplazamiento del juicio: pensar en “caliente” es una mala idea, hay que tomarse un tiempo para reflexionar porque si no solo se nos ocurrirán soluciones demasiado influidas por nuestras emociones que podrían empeorar la situación.
·         Principio de variedad: a mayor variedad, mayor calidad.

4.       TOMA DE DECISIONES: Ahora que ya tenemos alternativas (espero que muchas) deducimos sus posibles consecuencias  y seleccionamos la mejor o las mejores y pensamos en un plan para llevarla a cabo.

5.       VERIFICACIÓN: Lo ponemos en práctica y observamos el resultado, la comparamos con la idea que teníamos de lo que iba a suceder; si se ajusta ¡perfecto! Y si no ¡también! Tienes la oportunidad para empezar de nuevo con más inteligencia y con la certeza de hay una alternativa que no funciona.