Cada uno de estos personajes, a los que estoy segura que cada uno le ha identificado con algún conocido cercano, presentan un tipo de conducta o de reacción al estrés perjudicial para su salud. En el primer caso, Luis "el hostil" presenta un patrón de conducta tipo A. Este tipo de conducta, junto con la hostilidad y la ansiedad está asociado a un aumento del riesgo cardíaco, es decir, tienen todas las papeletas para que tarde o temprano desarrolle un trastorno cardiovascular como la Cardiopatía Coronaria.
Jaime presenta un patrón de conducta tipo C, con una implicacion de éste en la evolución del cáncer. El cáncer es un trastorno asociado al sistema inmune, y el estrés, la situaciones relaccionadas con pérdidas emocionales como la muerte de un ser querido y la forma pasiva de afrontarlo, puede provocar un efecto depresor del sistema inmune. En este caso, tienen también varias papeletas para desarrollar algún tipo de cáncer. Sin embargo, en ese maldito sorteo en él que a nadie le gustaría participar, se encuentran también Ana y Sonia, reacción al estrés tipo 1 y reacción al estrés tipo 5, respectivamente.
El tipo patrón de conducta que nos caracterice o el tipo de reacción al estrés que utilicemos son variables psicológicas relaccionados con estos dos trastornos. Sin embargo, ser así no quiere decir que inevitablemente vaya a pasarnos, porque entran en juego otra serie de variables como conductas de riesgo (fumar, beber, o tomar el sol en exceso, por ejemplo), la falta de apoyo social, los sucesos vitales estresantes que puedan surgir de repente en nuetras vidas, la edad, el sexo, los antecedentes familiares, el nivel de colesterol, obesidad y otras muchas más variables.
Existen técnicas de tratamiento tanto para los trastornos cardiovasculares como para el Cáncer cuyo objetivo es incrementar la cantidad y calidad de vida de los pacientes, entre ellos: la relajación, la Terapia Psicológica Adyuvante, la Terapia de innovación creativa, la terapia de Visualización, la atención de las reacciones emocionales post-infarto, y otras tantas.
Como siempre "vale más prevenir, que curar" es importante que tomememos conciencia de las consecuencias de nuestras actividades de riesgo: la dieta, el alcohol, el tabaco, el poco ejercicio, nuestra reacción al estrés...y a partir de ahí, en nosotros está el decidir cuántas ganas tenemos participar en este "sorteo" al que nos invita la vida.
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